Sustancias
aromáticas
El aroma de las
frutas se compone de una multitud de sustancias diferentes. En el caso de la
uva, por ejemplo, se han podido identificar más de 200 sustancias aromáticas,
si bien su contenido total no llega al 0,1%.
Bajo el punto de
vista químico, los componentes aromáticos son sobre todo alcoholes, ácidos
volátiles, ésteres y aldehídos, que en parte sólo se desarrollan después de una
maduración completa.
Los aromas característicos de las frutas, los
que se detectan por medio del olfato, se llaman aromas perceptibles. En su
formación intervienen, además del tipo de fruta y su grado de maduración, otros
factores tales como la situación, el clima, el terreno y las condiciones de
almacenamiento.
Además, durante
el transcurso de la fermentación se forman nuevas sustancias aromáticas a
partir de las iniciales, que dan lugar a los llamados aromas ocultos, es decir,
que no son perceptibles en la fruta fresca. De aquí que el aroma del mosto
fermentado (vino de fruta) se distinga claramente del de la fruta.
La destilación y el envejecimiento posterior conducen aún a nuevas
modificaciones.
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Materias minerales
Todas las frutas
contienen materias minerales como potasio, calcio, magnesio, hierro, fósforo,
etc., que sirven igualmente de alimento a las levaduras. No tienen mayor
interés en la fermentación.
1.3 LAS DIFERENTES MATERIAS PRIMAS
Frutas
con pepitas
Las clases de
manzana más utilizadas son la
Golden y la Gravenstein. En cuanto a las peras, la más
conocida es la
William-Christ , de la cual se sacan aguardientes muy
particulares y aromáticos.
El contenido de
azúcar de las frutas con pepitas varía mucho, pero por término medio (ver Tabla
1) es del 9 al 10%, tanto para peras como para manzanas. Sin embargo, las peras
son sensiblemente más pobres en ácidos que las manzanas, lo que las vuelve
particularmente frágiles con respecto a las infecciones. Además, los mostos de
pera suelen tener un fuerte contenido de taninos, lo que aún empeora las cosas.
Por regla general
las frutas con pepitas, si están en buen estado, se almacenan entre paja
durante dos o tres semanas antes de su utilización (baja el contenido de
taninos, se ablanda la fruta y se desarrollan los aromas). Si en cambio se
trata de fruta algo estropeada (golpeada), conviene procesarla inmediatamente
ante el riesgo de infección.
De acuerdo con lo
anterior, el tratamiento de la fruta es el siguiente:
. Fruta sana: Preparar el mosto machacando la fruta.
Las partes sólidas quedan en el mosto.
. Fruta defectuosa: Prensar y fermentar el líquido
rápidamente.
Frutas
con hueso
Cerezas
Las mejores para
producir el kirsch son las pequeñas, ya que en general contienen más azúcar y
son más ricas en extracto y en aroma que las cerezas de mesa.
En cuanto a las
guindas, son más ácidas y suelen contener menos aromas que las cerezas. En caso
de mezcla, las guindas no deben sobrepasar el 20% del total.
Las cerezas deben
estar completamente maduras, sin rabos ni hojas.
Ciruelas
Vale lo dicho
para las cerezas, si bien suelen contener menos ácidos por lo que pueden ser
atacadas por los mohos más fácilmente.
Ciertas
variedades de ciruelas -las alargadas y de color rojo oscuro-, contienen más azúcares, son muy aromáticas y dan lugar a excelentes aguardientes (slibowitz).
Albaricoques
y melocotones
Sus aguardientes,
cuando están conseguidos, tienen un aroma característico, muy agradable. Se elaboran
principalmente en el Tirol y en el sur de Francia, empleándose para ello variedades locales muy azucaradas.
Si no se consigue fruta de estas características se puede optar por alguna oferta de producto sobrante en ciertos almacenes, pero esto da a menudo como resultado fermentaciones defectuosas que, a su vez, producen destilados bajos en alcohol y pobres en aromas.
Si no se consigue fruta de estas características se puede optar por alguna oferta de producto sobrante en ciertos almacenes, pero esto da a menudo como resultado fermentaciones defectuosas que, a su vez, producen destilados bajos en alcohol y pobres en aromas.
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