He encontrado este tratado entre los libros de medicina del abuelo. Hojeándolo sin prestar demasiada atención, llego a un capítulo en el que me detengo porque leo algo que afecta a mi forma habitual de hablar y de entender: parece ser que no es lo mismo que te llamen imbécil a que te llamen idiota. Esto último es peor.
En vista de esto sigo hojeando y veo que hay otros temas interesantes, seguramente, para mis inteligentes y curiosos lectores, así que he decidido entresacar un trocito del contenido del libro y ofrecéroslo. Ya me contaréis si habéis logrado leerlo con interés.
ENFERMEDADES
NERVIOSAS Y MENTALES
Dr. Antonio
F. Victorio
Manuel
Marín, EDITOR
CORTES, 594
– BARCELONA
1911
CAPÍTULO XIII
PSICODISGENESIAS
Frenastenias: Debilidad
mental, Imbecilidad, Idiocia
Síndromes
degenerativos: Locura moral, Neurastenia y melancolía constitucionales, Episodios
psicopáticos, Perversiones sexuales.
Estudiaremos con
la denominación de psicodisgenesias los estados morbosos debidos a
insuficiencia del desarrollo mental, ora sea esta congénita, ya sobrevenga en
los primeros años de la vida; y también , aquellos síndromes o episodios
psicopáticos que, aún apareciendo en edades más avanzadas, tienen asimismo su
verdadero origen en una defectuosa constitución, sí que al parecer evolutiva,
del funcionamiento psíquico.
Frenastenias.
Debilidad mental. Grado menor o forma más ligera
de la insuficiencia de desarrollo de las funciones intelectuales, sin anomalías
ostensibles de desenvolvimiento físico y con integridad completa del lenguaje.
El débil de la mente no es como el imbécil, un individuo anti o extrasocial, puesto
que la normalidad de sus actos y conducta le permiten la convivencia con sus
semejantes.
Imbecilidad. Las impresiones exteriores al percibirse
despiertan una imagen o recuerdo, se asocian y confrontan con antiguas
sensaciones (memoria) y queda así constituída la idea o concepto. Mas cuando el
caudal de imágenes antes adquirido es muy reducido, las representaciones
evocadas por la impresión nueva o actual son también muy escasas; y esto ocurre
con los imbéciles, insuficientes mentales de mayor grado que los débiles y de
menor que los idiotas.
En consonancia con el atraso de
desenvolvimiento psíquico, el desarrollo físico de los imbéciles se efectúa
asimismo con lentitud y de modo anómalo. Son tardos en hablar y en andar y,
desde los primeros años, sus instintos se sobreponen a todo freno y reflexión:
les agrada mortificar a los animales, no muestran afición por los juegos
infantiles ni existe en ellos esa curiosidad tan instructiva propia de los
niños normales. Los instintos genésicos suelen preponderar muy precozmente y,
como no existe freno intelectual ni moral alguno, los vicios genitales
constituyen una de las características más frecuentes de estos degenerados.
Idiocia. Grado
mayor de la inferioridad mental que no debe confundirse con la demencia.
La idiocia
es un defecto, la demencia una desorganización. El demente, según la frase tan
conocida de Esquirol, es un rico arruinado y el idiota ha sido siempre pobre.
El idiotismo se
diferencia de la imbecilidad y de la debilidad mental por el menor desarrollo
de las funciones intelectuales y por la existencia de anomalías morfológicas
más ostensibles y de lesiones anatomopatológicas muy evidentes.
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