23 agosto 2013

EL VIAJE MORROCOTUDO (III)

Fecha Diario de Bitácora: 7 de Junio de 2003
Singladura: Benalmádena - Marina del Este, 40 millas

  Haven Benalmadena Puerto Marina Benalmadena
     Después de atender  nuestros deberes matinales de aseo en las instalaciones del club buscamos una cafetería donde desayunar. Hoy tenemos tiempo de sobra porque un tercer tripulante -si así se nos puede llamar, porque del trabajo de marinería y de logística se ocupa JR en exclusiva- se nos va a incorporar hacia las doce y media de la mañana. Se trata del Ilmo. y Rvdmo. Leo, ínclito tío de JR.
     Encargamos nuestros desayunos a la vez que oímos despotricar al patrón de la cafetería contra el Gobierno, Aznar y nuestra decisiva participación en la guerra de Irak. Según este simpático individuo, Aznar es, además del probable causante de la muerte de Manolete, el responsable de las matanzas de inocentes.
     Mira por dónde, yo que soy un egoísta , preocupado solamente por la marcha de nuestra singladura y por la llegada de los cafés y el pan con aseite, resulta que no me queda un gramo de compasión por los que mueren a manos de sus propios paisanos. Vamos, que no tengo vergüenza si no dedico unos pensamientos por esta pobre gente todos los días a la hora del desayuno.
Yo creo que hay gente acostumbrada a vivir en "su" verdad, la cual predican como apóstoles hacia los cuatro puntos cardinales y no conciben que existan otros que puedan pensar de otra manera, quizá porque nadie se ha atrevido a exponerles puntos de vista diferentes. Decidido a corregir esta deficiencia, entro al trapo:
     - Tiene usted razón, es una canallada haber derrocado a un tirano tan amante de su pueblo.
     - ¿A quién se refiere usted?
     - ¿A quién va a ser? a Sadam.
     - A ese no le han derrocado por tirano. Ha sido por llevarse el petróleo, ése ha sido 
el interés.

     - ¿De quién cree usted que era el petróleo hasta hace dos meses? Ahora puede que llegue algo a los ciudadanos pero, desde luego, antes, era de los amos y, si no, mire la colección de coches del niño mayor del dueño.
     Me despaché y él también: No había persona en el mundo que él hubiera odiado más que Franco. ¿Y no se le pasa?, le pregunté. Cuando iba a interesarme por quién le había concedido la licencia de obra para su bar construido sobre la misma playa (estos odios tan apasionados suelen ser consecuencia a menudo de que alguien te haya denegado algo, aún con toda la razón), llegaron los cafés, los churros y las tostadas, y allí terminó nuestro debate y nos comportamos como personas civilizadas.
     Después de ocuparnos de las tareas previas a la salida, aún tuvimos que esperar un buen rato a Leo. Por supuesto, su tren a Málaga también había llegado con retraso y la carretera a Benalmádena tenía tráfico denso. Por fin zarpamos a las 13:30, hora ya del aperitivo, así que con el piloto automático dirigiéndonos a Nerja a una marcha de 5 nudos que nos daba el motor (sin viento suficiente para izar velas), nos tomamos unas cervecitas con mejillones. Leo y yo, además, nos tragamos una biodramina.
     JR nos prepara una suculenta ensaladilla rusa (bueno, ucraniana), abriendo con maestría sucesivas latas que rescata de los más oscuros y profundos lugares del barco. Seguimos la marcha y llegamos enfrente del Balcón de Europa de Nerja hacia las siete de la tarde. Un rato después fondeamos en la playa de Burriana, donde JR se tira al agua y nada hasta la orilla. Leo y yo no somos partidarios de nadar trescientos metros, más otros tantos para volver, así que preferimos quedarnos a bordo para guardar el barco mientras tanto.
     


     Una vez que JR ha cumplido con la obligación de pisar la tierra de sus antepasados, reemprendemos la marcha hacia Marina del Este adonde llegamos a las 21:15.
     Es la primera vez que entro por mar en este puerto, aunque ahora me parece menos interesante que cuando he venido por tierra. Figuraos que por tierra hay que bajar un par de kilómetros por una carretera estrecha que va zigzagueando por la ladera de una montaña que se hunde en el mar. Una vez en el puerto, uno se encuentra rodeado de riscos y de una alta escollera; el mar no se ve por ninguna parte y uno se sorprende del tamaño de algunos veleros impresionantes amarrados a los pantalanes. En cambio, hoy, hemos llegado por lo llano sin tener que descender por ningún
vericueto.
     Mi placidez al estar en el muelle de este puerto se ve perturbada por las exclamaciones que suelta JR al volver de la oficina de la capitanía. Masculla algo acerca de una cueva de piratas. La causa: los derechos de amarre son esta vez de 27 euros, diez más que en Benalmádena.
     En vista de cómo canta la perrita en este puerto decidimos, preventivamente, cenar a bordo, no sea que... 
¡Buenas noches a todos!

Barcos en el Puerto Deportivo y Condominio Marina del Este

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