16 mayo 2014

GUÍA PARA LA DESTILACIÓN DE FRUTAS (VIII)

Indicaciones para mostos específicos



                Fruta con pepitas
La fruta debe ser lavada e, inmediatamente, triturada. Con ciertas peras (William) que estén muy maduras y que hayan estado largo tiempo almacenadas entre paja bastará con machacarlas ligeramente ya que, en el depósito, su propio peso terminara de romperlas. Agregar ácido sulfúrico según lo indicado en el párrafo Acidificación, midiendo el pH antes y después.

                   Fruta con hueso
Eliminar rabos y hojas para evitar destilados defectuosos. Lavar y machacar. Su propio peso hará el resto. Sea cual sea el procedimiento, evitar que el número de huesos rotos llegue al 5% ya que las enzimas que contienen pueden producir aldehído benzoico y ácido cianhídrico. El aldehído benzoico, llamado también aceite de almendra amarga, da un gusto que predomina sobre el del fruto. El ácido cianhídrico es tóxico. Ambos compuestos son volátiles y salen en el destilado.
Añadir ácido sulfúrico para tener un pH de 2,8 a 3.
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2.3  LA FERMENTACIÓN

Levaduras
Si no se toman medidas apropiadas los mostos de fruta acabarán por fermentar espontáneamente tarde o temprano. Los responsables de este proceso son levaduras unicelulares microscópicas, cuyo diámetro es de algunas milésimas. Pertenecen al grupo de los hongos y son capaces de transformar, sin necesidad de aire, azúcares tales como la fructosa y la glucosa en alcohol etílico y gas carbónico.


Como subproductos de la fermentación se obtienen sustancias más o menos deseables, tales como la glicerina, ácido succínico y alcoholes superiores.
La gran variedad de levaduras existente se clasifica por especies y grupos, según su aspecto, su capacidad de fermentación, su forma de multiplicarse, etc. Sin embargo no todos los tipos de levaduras son adecuados para la fermentación de mostos destinados a destilar.


Las levaduras “silvestres”, así como otros microorganismos, llegan adheridos a la piel de la fruta y, como se multiplican rápidamente, pueden producir fermentaciones espontáneas no deseables. Este es el caso de las levaduras “apiculatus”, muy frecuentes en la naturaleza, cuyo inconveniente es su débil capacidad de formación de alcohol, además de producir un contenido elevado de subproductos tales como ácido acético. 


Además, las levaduras silvestres son poco adaptables a la temperatura y pueden causar paradas en la fermentación si el tiempo es frío.
Así pues, por las razones anteriores es recomendable lanzar la fermentación de los mostos de fruta con levaduras puras seleccionadas.

 La fermentación es un proceso exotérmico, es decir que produce calor. Debe esperarse, por tanto, un aumento de la temperatura del mosto y refrigerar si es necesario. 


La temperatura óptima del mosto durante la fermentación es de 18 a 20°C. Por encima de ésta el proceso se acelera sensiblemente y se facilita el desarrollo de microorganismos indeseables. Además puede haber peligro de pérdidas de alcohol y de aromas.

Las temperaturas superiores a 27°C deben evitarse a toda costa (colocar los depósitos en lugar fresco y a la sombra, cubrirlos con esparto y regarlos con agua).

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