31 mayo 2013

RECUERDOS ANTE UN VASO DE VINO

Han pasado los años pero nuestra afición al (buen) vino no ha decaído.
Alberto, uno de los socios fundadores de esta cofradía nos dejó el pasado abril (no, no fue de cirrosis hepática), así que creo que ha llegado el momento de compartir, en su recuerdo, estas bobadas escritas a lo largo de bastantes años.

RECUERDOS ANTE UN VASO DE VINO

El lector quizá no sepa lo que es una inmersión enológica, por lo que voy a comenzar por ahí. Una inmersión enológica, algunos lo llaman cura de vino o enoterapia, y otros, más frívolos, se refieren a esta noble actividad como turismo enológico, consiste en disfrutar durante un fin de semana de los vinos de una región determinada, dedicándose a esta actividad con devoción, vocación y ferviente deseo de completarla con toda intensidad. La enoterapia, pues, consiste en degustar todos los caldos que se pongan por delante, pero, digo bien, degustando, es decir, paladeando, sopesando, comparando, estudiando, rememorando y sobre todo comentando con los amigos todos los caracteres identificadores de cada vino.
Claro está que para conseguir la inmersión es necesario proceder con mesura ya que, de lo contrario, al cabo de un par de horas se acabará por caminar a cuatro patas, no se distinguirá el día de la noche y, en lugar de tener la mente atenta para el análisis de todas las sensaciones que deparan las degustaciones, el cerebro sólo estará en condiciones de enviar a una laringe irritada y estropajosa las estrofas de ciertas canciones regionales. Esto en sí es un tremendo fracaso y no tiene nada que ver con el concepto de inmersión enológica que expongo.
Este concepto nace de una reacción contra la costumbre, aún muy frecuente en el norte, de ir de vinos (chiquitear) dejando bajo la responsabilidad del tabernero de turno la elección del veneno que nos sirve y sin mostrar ningún sentido crítico hacia la (escasa) calidad de la pócima. Nace del deseo de valorar y apreciar algunos de los vinos que tenemos en España antes de que la Unión Europea nos obligue a arrancar los viñedos y a importar vinos italianos y belgas.
 Es también una excelente ocasión para salir de la rutina semanal visitando zonas quizá poco conocidas, hablando con las gentes (Por cierto, ¿se ha fijado Vd que desde hace algún tiempo ya no se habla sino que se "dialoga"?), comiendo opíparamente (esto es fundamental para poder seguir un programa enológico medianamente apretado) y contemplando obras monumentales que, por extraña coincidencia, siempre se hallan próximas a los buenos vinos.
Finalmente, es necesario añadir que la inmersión es forzosamente social, no siendo posible ejercerla razonablemente en solitario.


                                                                 LA RIOJA

La idea surgió a principios de otoño de 1994 cuando, tomando unas cervezas antes de comer, rememorábamos Alberto y yo la excelente excursión que habíamos hecho a Haro hacía ya bastantes años. Ricardo, que no había participado en ella, se interesó por el asunto y por unanimidad se decidió hacer otra salida, si bien cambiando el concepto de excursión por el de cura de vino.
A las afueras de Haro, en un cómodo hotel de carretera, se inició nuestra cura  un viernes de octubre a media tarde. Alberto, el más inquieto de los tres, duda:
_  ¿Qué hacemos, subir el equipaje o comenzar primero la visita al bar?
            En una fracción de segundo se logró la unanimidad, se cerró el  coche  con el equipaje dentro y nos dirigimos al bar.
_  Cuando llegue mi hermano Ramón desde Barcelona - sugerí yo - ya tendremos tiempo de meter nuestras cosas y de ver dónde cenamos.
La primera botella de tinto fue bien acogida. Era un vino anónimo, de cosechero, pero notablemente conseguido. Entre copa y copa íbamos haciendo amigos:
_  Qué, ¿de turismo?
_  No señor, de cura de vino.
_  ¿De cura de qué?
_  De cura de vino. ¿No ha visto a esos abueletes que van a los balnearios a hacer una cura de agua?, pues esto es igual pero con vino.
_  Coño, la primera vez que lo oigo.
_  Pues recuérdelo bien porque dentro de poco esto estará de moda.
Ricardo, como hombre práctico que es, sugirió:
_  Tenemos que hacer un fondo, de esa forma nos evitaremos líos y sabremos lo que nos gastamos.
De nuevo la unanimidad. A regañadientes Ricardo acepta la depositaría:
_  Bueno, vale. ¿Os parece bien comenzar con diez mil pesetas cada uno?
Yo me alarmo: ¿Y por qué Alberto pone sólo cinco mil?
_  Porque ha pagado cinco mil pesetas de gasolina - se me responde.
Estábamos ya terminando la botella cuando llegó Ramón, lo cual sirvió de pretexto para pedir otra.
Ramón, que es psicólogo profesional, aconsejó:
_  En estos casos lo mejor es hacer un fondo. De esta forma nos evitaremos líos y sabremos lo que nos gastamos.
Le dijimos que ya lo habíamos hecho y que tenía que poner diez mil pesetas.
_  ¿Habéis incluido en el fondo el dinero para la gasolina?
Yo, que estaba distraído, le dije que sí.
_  Pues entonces yo tengo que poner menos, porque yo vengo desde Barcelona y la gasolina me la tengo que pagar yo.
 Después de unos instantes de debate se acepta justa la propuesta. Entre un cruce de métodos de cálculo yo propongo:
_  Nosotros hemos puesto un total de treinta mil pesetas, de las cuales cinco mil son para gasolina y veinticinco mil para gastos. Así que a ti te corresponde poner un tercio de veinticinco mil, es decir, ocho mil quinientas en números redondos y por haber llegado tarde.
Algunos miembros de la sociedad opinaron que había otros métodos de cálculo que prometían ser más sencillos y exactos, por lo que se pidió una calculadora al del bar, esta pasó de mano en mano y, al final de una serie de planteamientos cada vez más rigurosos, se llegó al resultado de que Ramón debía abonar al fondo la cantidad de ocho mil trescientas treinta y tres pesetas.
El pago no resultó fácil porque no teníamos cambio, por lo que Ramón optó por poner ocho mil quinientas pesetas en números redondos y por haber llegado tarde.
_  Pásame el fondo a mí -dijo Ramón al ver la cartera de Ricardo-. Tengo esta mariconera con dos compartimentos para dinero y así es más fácil separar el mío del dinero del fondo.
Al aceptar Ricardo la transferencia del fondo a Ramón se inició, como ya veremos, una situación rica en resultados muy satisfactorios para varios de nosotros.
La cena, en un restaurante de la plaza mayor de Haro, no hizo sino confirmar lo que ya esperábamos: Una cocina consistente y sabrosa acompañada por un vino de la casa que, otra vez, demostró una calidad curiosamente invariable e independiente de las marcas.
Ramón pagó puntualmente la factura, así como la de las copas que después nos tomamos, e inquirió:
_  Bueno, ¿y cual es el plan para mañana?
Alberto, poseedor de los contactos en la comarca, respondió:
_  Por la mañana vamos a Cune y por la tarde podemos ir a visitar San Millán de la Cogolla.
_  Pero, ¿nos van a dejar ver la bodega así como así?

_  Claro, no te preocupes. Uno de los directivos es amigo mío y ya le llamé la semana pasada.

NOTA DE CATA
Puelles 95 - Bodega Puelles - Ábalos - La Rioja
Vino tinto bebido a sus 13 años.
Aún muy potente, generoso, bien equilibrado.
Aromas acusados, complejos, persistentes. Paladar muy suave.
Calificación: 5/5
                                                                                                                               (Continuará)

24 mayo 2013

LA ERMITA DE SAN JUAN EN SANTA CRUZ, OJÉBAR


ESTE ARTÍCULO PARECE QUE NO SE HA AJUSTADO A ALGUNA DE LAS NORMAS DE WIKIPEDIA, POR LO QUE HA SIDO RECHAZADA SU INCLUSIÓN EN ELLA. 
SIN EMBARGO TIENEN LA CARA DE PUBLICAR UN FRAGMENTO EN WIKILIQUI 
SIN MI AUTORIZACIÓN Y SIN CITAR AL AUTOR.
ME VEO OBLIGADO, POR TANTO, A CREAR EL BLOG "LA FLOROPEDIA" PARA PODER MOSTRAR EN SUS PÁGINAS LO QUE WIKIPEDIA NO QUIERE QUE SE SEPA ACERCA DE LA ERMITA DE SAN JUAN DE LA CRUZ, EN OJÉBAR.


LA ERMITA DE SAN JUAN DE LA CRUZ, OJÉBAR

La Ermita de San Juan, como se la conoce localmente, está situada sobre una loma alargada de dirección aproximada N-S, que separa Ojébar de Rasines, en la zona oriental de Cantabria. Se accede a ella desde Rasines subiendo por la carretera CA-506 hacia Ojébar y saliendo a la derecha en el cruce que en el kilómetro 2,5 conduce al lugar de Santa Cruz. Dejando atrás este barrio, a unos 500 metros se encuentra la ermita.



                                      Tomada de la página del Ayuntamiento de Rasines:
                                       http://www.aytorasines.org/psantacruz

Hoy en día, desgraciadamente, se halla en ruinas y sus restos se reducen a una casa, utilizada como cuadra para el ganado, y a algún paredón aún en pie. Se aprecian también rastros de la cimentación de varios muros perimetrales.
De sus orígenes no se sabe gran cosa. La primera referencia encontrada es de 1640, cuando Pedro Martínez de Hontañón, tallista, natural del lugar de Ojébar, concejo de Laredo, puja por la obra del retablo mayor de la ermita de San Juan de la Cruz de Ojébar, que finalmente sería adjudicada a Diego de Lombera. (1), (2).
Esta circunstancia presenta una pregunta que por ahora no tiene explicación: ¿cómo es posible erigir un edificio religioso para la veneración de San Juan de la Cruz  si en 1640 Juan de Yepes aún no había sido ni siquiera beatificado? ¿Se trataría de un Santuario anterior bajo otra advocación?
Como más abajo se verá, la ermita suele ir asociada al concepto de “santuario”, es decir, lugar de veneración del Santo y también de romería o peregrinación, por lo cual disponía de hospedería. Estaba gobernado este complejo por un “mayordomo”, que se ocupaba de los asuntos económicos y de la contabilidad que debía presentar al Obispo para su aprobación. Tenía capacidad para negociar y conceder préstamos hipotecarios con los fondos de la ermita.
De su cuidado, custodia de enseres de culto y limpieza del lugar se responsabilizaba una “beata”. Estas personas debían de ser comunes en lugares de culto de la época. Es curioso comprobar que en el Santuario de la Virgen de Valvanuz, en Selaya, al lado de la iglesia se halla la “Casa de la Beata”.


            Dos documentos relativos a la Ermita y Santuario de San Juan de la Cruz en Ojébar, conservados en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, pueden arrojar algo de luz sobre la realidad y funcionamiento de este complejo, aunque se refieren al último cuarto del Siglo XVIII. No hay datos referentes al siglo anterior ni tampoco se sabe de sus vicisitudes posteriores, aunque construcciones y terrenos pudieron ser incluidos en la Amortización de Mendizábal. A continuación se describen y resumen brevemente ambos.

1 MARTÍNEZ DÍAZ, José María, “Nuevas noticias sobre el Retablo Mayor de la Iglesia
   Parroquial de Malpartida de Plasencia (Cáceres)”, p. 9.
2 GONZÁLEZ ECHEGARAY, M del C y otros, “Artistas Cántabros de la Edad Moderna”,
    Santander 1991, pp. 367,369 y 385. 

1. FUENTES
Archivo Histórico Nacional
            Clero Secular Regular, Libros, Ref. 11500
            Clero Secular Regular, Legajo 6194


2. LIBRO DE VISITAS, REF. 11500
Se trata de un libro del siglo XVIII de unas 80 páginas de papel de la época, encuadernado con tapas de vitela. Eran libros en blanco que se utilizaban para hacer anotaciones de diversa índole, en este caso para llevar una especie de contabilidad en la que aparecen ingresos y gastos de la ermita y santuario de San Juan. Periódicamente el obispo o sus representantes aprobaban y firmaban los balances.
Junto con las cuentas aparecen también inventarios de bienes y donativos, normalmente elementos para el culto, que son patrimonio de la ermita.
            Al leer los detalles económicos de ingresos y gastos que ocupan las páginas del libro aparecen de vez en cuando algunos datos que pueden dar pistas sobre la organización y usos de aquella época.
            La ermita está en pleno funcionamiento en 1783, fecha de apertura del libro referido. Por otra parte, San Juan de la Cruz es un santo moderno, contemporáneo de Santa Teresa de Ávila, así que la construcción del complejo debería haber sido posterior a la canonización del santo en 1726. Sin embargo, como se ha dicho más arriba, hay datos que indican que hay actividad de obra ya en 1640, cuando aún Juan de Yepes ni siquiera estaba beatificado.
Este santuario no pertenece a Rasines sino a Ojébar, que a su vez forma parte de la Junta de Parayas. Las actas están firmadas en "el lugar de Oxevar" y algunas en Ampuero, pero nunca en Rasines. Sin embargo algunos de los personajes que intervienen en ellas son vecinos de Rasines.



            Era ermita y santuario, según se desprende del primer asiento del libro, y tenía una "beata" que debía ocuparse del cuidado de la ermita. En algunas anotaciones se le pide testimonio sobre elementos de culto que forman parte del inventario. También se desprende de los textos de este libro que existía una hospedería, me figuro que para los visitantes que llegarían con ocasión de las dos fiestas que se celebraban en San Juan: San Juan de la Cruz (14 de diciembre) y Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre). Por cierto, parece que de aquí puede venir el nombre del barrio más próximo a la ermita.
            Según visita (firma por el obispo de las cuentas del libro) de fecha 4 de septiembre de 1832, el año anterior hubo comediantes el día de San Juan y costaron 25 reales y 27 maravedíes.
            Entre los gastos anuales figuraba el coste de los sermones y del músico para las dos festividades que celebraba la ermita.
A continuación copio la primera página del libro 11500:

"LIBRO PARA LA HERMITA DEL  SOR  S JUANDE LA CRUZ; que dio principio en el añode 1783"


"En la hermita y santuario deel Señor San Juan de la Cruz término deeste lugar de Oxevar, a veinte y nueve días del mes de Agosto de mil setecientos ôchenta y tres, su curado el señor Dn. Josef Joachin de Mazpule, cura beneficiado en este lugar y el de Rasines, vicario en ellos y demás del partido de la villa de Ampuero, por testimonio de mí el infraescripto notario, tomó y rezivió juramento a Engracia de Irulegui natural de este lugar de Ojevar y veata que al presente se halla en otro santuario, para efecto de reconocer sus alajas y hazer inventario formal de todas ellas, y héchole con toda solemnidad y como se requiere, declaró tener otro santuario y en ser las alajas las siguientes:
Primeramente se encontraron dos cálizes con su cuchara y patena, todo de plata, ha escepción de la peana de el uno que es de bronze espumada en oro".
.....................................
.....................................


            Continúa el texto -con la curiosa ortografía del siglo XVIII- con estados de cuentas e inventarios que se repiten cada pocos años y que llegan hasta 1832. Después de un número de hojas en blanco, al final del libro, figura un inventario de 1811, donde aparece la siguiente entrada:
"Un Inzensario, Naveta y Cucharilla todo de plata que donó para Sn  Juan  Dn  Juan Franco  Solórzano y Mauri, residente en los Reynos de Montebideo en Indias".
            Lo inesperado es el apunte que sigue:
"En veinte y cinco de julio de mil ochozs. doce (*) se apostaron en este pueblo cinco mil franzeses y robaron el Inzensario, Nabeta y Cucharilla, con otras muchas alajas, y para que sirba de gobierno, lo anoto".
            Con esta nota termina el libro.


(*) Tres días antes de esta fecha, el 22 de julio de 1812, el ejército francés fue derrotado en Los Arapiles (Salamanca) por  los aliados –ingleses, portugueses y españoles- mandados por Wellington. Esta batalla significó un cambio de inflexión en los resultados de la guerra. José Bonaparte abandonó Madrid y se refugió en Valencia.



3. LEGAJO 6194
Consiste en una colección de escrituras diversas relacionadas con la ermita de San Juan. Es curioso descubrir que muchas de ellas son escrituras de préstamos hipotecarios que concede la propia ermita. Véase como muestra la que sigue, fechada en 1776:

"Sepan los que vieren la presente escritura de venta R¿ nueva constitución y fundación de Venta y Censo redimible al quitar, cómo nosotros Benito de Mazpule y Trápaga y Gabriela de Trevilla Martínez, marido y muger, y Manuel de Trevilla Maza, padre y suegro respective, los primeros como principales, y yo el sho Manuel como su fiador y llano pagador haciendo, como para ello hago de hecho y caso ageno mío propio; todos vecinos que somos de este lugr de Ojevar, de la Junta de Parayas, precedida entre nosotros los casados la licencia y permiso marital que el Derecho concede y en este caso se requiere.........................
...................................................................................................................................................................... Otorgamos y conocemos por esta presente escritura, que por ella nuevamente vendemos y fundamos y cargamos sobre nuestras personas y bienes presentes y futuros de renta y censo en cada un año perpetuamente y para siempre jamás, ínterin su principal no se redima y quitte, once reales y veinte y dos maravedíes de vellón en favor de la hermita y santuario de San Juan de la Cruz de este dicho lugar, y a el de Manuel Gómez Martínez su mayordomo secular actual, y al de los demás que por tiempo le fueran sucediendo en dicha mayordomía. Y la primera paga que hemos de hacer de los expresados once reales y veinte y dos marvs. de vellón de la dicha renta, ha de ser de el día de la fecha de hoy en un año, y así los demás, año en post de año, y paga en post de paga, puesta cada una a nuestra costa en poder del Mayordomo que lo fuese de la dicha hermita al tiempo de la cobranza, so la pena de cada plazo pasado y no cumplido, de execución en nuestros bienes y de ellos se saque con más las costas. Esto por razón de que dicho Mayordomo, para su compra y venta, nos ha dado y entrega ahora de presente y en presencia del de el presente ssno. y testigos de esta escritura trescientos y ochenta y ocho reales y treinta  marvs. de vellón, y de él lo hemos recibido nosotros los principales en buena moneda de peso y calidad corriente de estos tiempos, de que le pedimos dé fe.= ............................................................................................................................................................................... y por lo mismo, nosotros principales y fiadores lo confesamos y nos damos por pagados y satisfechos de la dicha cantidad de que a mayor abundamiento otorgamos carta de pago en toda forma, y para la seguridad de este censo, su principal y réditos sin que la obligación general derogue a la especial , ni ésta a aquella, sino que de ambos dineros se pueda usar, y nos perjudique so cláusula expresada de non alienando, le fundamos sobre nuestras personas y bienes generalmente y especial y señaladamente en los siguientes: Primeramente hipotecamos nosotros los principales, la parte y porción de casa que a mí, el dicho Benito de Mazpule, me corresponde en la que fue de mis difuntos padres, que se halla indivisa y de por partir entre los demás sus hijos mis hermanos y mediohermanos, sita en el barrio de la Casa-Vieja de este dicho lugar. ............................................................................................................................................................................................. Y de ello quedaron enterados y obligados a su cumplimiento de que doy fee. En cuyo testimonio así lo otorgaron ante mí el presente público esno. en este lugar de Ojevar a seis días del mes de Junio de este año de mil setecientos setenta y seis. ............................................................"


   


Aviso a caminantes que visiten las ruinas de San Juan: 

Este cabrón intentará impedíroslo. ¡Ojo!