30 agosto 2013

EL VIAJE MORROCOTUDO (IV)




Fecha Diario de Bitácora: 8 de Junio de 2003
Singladura: Marina del Este - Roquetas de Mar, 60 millas

   
Me encuentro bien descansado y en los primeros dos días de navegación que hemos hecho no me he mareado y parece que estoy aguantando bien la mar, así que voy a dejar de tomar biodramina.

             Potc skull color

Queremos salir más pronto que el día anterior, pero hay dificultades: imposible encontrar una cafetería abierta a las 10 de la mañana y además la Guardia Civil se encuentra en el puerto y JR no quiere arriesgarse a una multa por echar combustible de unos bidones que lleva a bordo por la boquilla del depósito del motor (parece ser que está prohibido andar con bidones y embudos, para evitar derrames) y, por fin, JR quiere ir a la capitanía del puerto a poner una reclamación por la clavada de ayer. 
La ausencia de cafetería se resuelve tomando a bordo un excelente café recién hecho. Mientras tanto se da lugar a que los guardias se vayan a caballo de sus motos de cuatro ruedas (quads) y nosotros podamos trasvasar con tranquilidad 40 litros de gasoil. En fin, JR y Leo salen de la capitanía con la mirada alta, la vista clara y el pecho hinchado de aquellos que han luchado por sus derechos.¡Se han enterado estos de Marina del Este; les están ardiendo las orejas!
Al fin, zarpamos a las 12:15. Como en los dos días anteriores, hay poco viento así que la navegación se hace a motor. A la media hora de salir tenemos a Almuñécar por babor; a las 13:30 pasamos al sur de Salobreña. Su castillo nos recuerda la narración de Washington Irving, aquella en la que unos presos cristianos logran huir gracias a las hijas del emir.


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La navegación a vista de la costa granadina discurre sin incidentes, salvo el que yo he estado a punto de provocar reclamando una comida de cuchara. Defiendo mi derecho y consigo un buen plato de una excelente fabada, calentada diestramente por JR. Leo me ha secundado en tan importante decisión y también ve premiada su actitud. El más joven, JR, se come un poquito pero nos cede el tocino y la morcilla. Se ve que no se ha educado entre marmitones de internados y patronas de pensión. Mejor para él. Como siempre, se completa la comida con café y orujo. Leo nos hace la admonición final: ¡Ya sabéis, en caso de urgencia, los pedos a sotavento!
Estamos avanzando a buen ritmo: a las 18:30 el GPS principal, el instalado sobre la mesa de navegación y que incorpora cartografía, nos señala Adra al Norte y el Cabo Tres Forcas (Melilla) al Sur. Pasamos la Punta de Sabinar y nos adentramos en el golfo de Almería.
 Golfo de Almería

Como a 10 millas de la costa desconecto el piloto automático y me pongo a la rueda. El GPS portátil instalado en el pedestal me indica el rumbo a seguir hasta Roquetas (claro, previamente JR ha introducido en el equipo las coordenadas de la bocana del puerto).
Cae la noche. La costa se identifica allá lejos por una línea de luces al frente y a la izquierda (perdón por decir izquierda, pero parte de mis lectores no son marinos), luces provenientes de la iluminación urbana de diferentes núcleos costeros. Yo no sé cuáles corresponden a Roquetas, pero sigo con fe las instrucciones que me da el GPS.
La parte de Roquetas que yo conozco es la que vi en Febrero pasado cuando el Imserso nos llevó allí de excursión durante una semana, es decir, el hotel Colonial, el centro del pueblo y el puerto desde tierra. Desde la mar, y más por la noche, las cosas son muy diferentes y mis recuerdos no sirven para nada. Vamos dejando atrás parte de las manchas de luz y otras aparecen por delante.

A las 22:30 estamos a 4 millas de la costa y vamos derechos hacia una de las concentraciones de luces. JR ha estado en la mesa de navegación consultando la carta y sale a la cubierta: tenemos que localizar la baliza roja de la entrada al puerto.


¿Habéis intentado localizar una luz roja entre miles de luces amarillas del alumbrado público? Se te hacen los ojos chirivitas y no distingues nada. En vista de esto seguimos al mismo rumbo, acercándonos a tierra. Las luces se hacen más próximas. Se diría que incluso puedo distinguir las fachadas iluminadas de algunos hoteles y sus rótulos luminosos. Pero de baliza roja, nada.
¡A estribor!, me indica JR. Por la amura de estribor está la luz roja. Yo miro y remiro y no veo nada. Agarro los prismáticos y peor aún, porque todas las luces bailan por detrás de la lente produciendo rayas multicolores. A todo esto, debo decir que navegamos con mar de popa y el barco cabecea y hace zigzags por mucho que intente evitarlo.
Pero ¿no la ves?, insiste JR. Está a la derecha de aquella construcción que parece un castillo.
Yo siempre digo que ahora veo bastante mejor que cuando tenía treinta años, porque antes yo era miope y con la edad, me figuro que la presbicia ha compensado la miopía, total que ahora veo bien de lejos. Al menos, eso creía hasta entrar en Roquetas, cuando me di cuenta de que la agudeza visual de JR era muy superior a la mía. Normal.
Estamos a menos de 2 millas de nuestro destino cuando la veo. ¡La veo, es de un color rojo apagado y parpadea! Suspiro, aliviado y dirijo la proa hacia ella. Diez minutos mas tarde logro ver la luz verde, la que tienes que dejar por estribor, y me dirijo hacia ella para luego virar y meterme entre las dos.  


            

Despacito (la velocidad máxima permitida es de 3 nudos), entramos finalmente en el puerto. Un empleado del club, avisado previamente por radio, nos hace señas con una linterna y nos dirigimos hacia él. Nos amarramos pero no podemos conectar el cable de 220 voltios: el enchufe del pantalán no es compatible con el nuestro. Mala suerte, mañana no dispondremos de bebidas frías. Son las doce menos cuarto de la noche. Cena frugal a bordo y a la cama.

23 agosto 2013

EL VIAJE MORROCOTUDO (III)

Fecha Diario de Bitácora: 7 de Junio de 2003
Singladura: Benalmádena - Marina del Este, 40 millas

  Haven Benalmadena Puerto Marina Benalmadena
     Después de atender  nuestros deberes matinales de aseo en las instalaciones del club buscamos una cafetería donde desayunar. Hoy tenemos tiempo de sobra porque un tercer tripulante -si así se nos puede llamar, porque del trabajo de marinería y de logística se ocupa JR en exclusiva- se nos va a incorporar hacia las doce y media de la mañana. Se trata del Ilmo. y Rvdmo. Leo, ínclito tío de JR.
     Encargamos nuestros desayunos a la vez que oímos despotricar al patrón de la cafetería contra el Gobierno, Aznar y nuestra decisiva participación en la guerra de Irak. Según este simpático individuo, Aznar es, además del probable causante de la muerte de Manolete, el responsable de las matanzas de inocentes.
     Mira por dónde, yo que soy un egoísta , preocupado solamente por la marcha de nuestra singladura y por la llegada de los cafés y el pan con aseite, resulta que no me queda un gramo de compasión por los que mueren a manos de sus propios paisanos. Vamos, que no tengo vergüenza si no dedico unos pensamientos por esta pobre gente todos los días a la hora del desayuno.
Yo creo que hay gente acostumbrada a vivir en "su" verdad, la cual predican como apóstoles hacia los cuatro puntos cardinales y no conciben que existan otros que puedan pensar de otra manera, quizá porque nadie se ha atrevido a exponerles puntos de vista diferentes. Decidido a corregir esta deficiencia, entro al trapo:
     - Tiene usted razón, es una canallada haber derrocado a un tirano tan amante de su pueblo.
     - ¿A quién se refiere usted?
     - ¿A quién va a ser? a Sadam.
     - A ese no le han derrocado por tirano. Ha sido por llevarse el petróleo, ése ha sido 
el interés.

     - ¿De quién cree usted que era el petróleo hasta hace dos meses? Ahora puede que llegue algo a los ciudadanos pero, desde luego, antes, era de los amos y, si no, mire la colección de coches del niño mayor del dueño.
     Me despaché y él también: No había persona en el mundo que él hubiera odiado más que Franco. ¿Y no se le pasa?, le pregunté. Cuando iba a interesarme por quién le había concedido la licencia de obra para su bar construido sobre la misma playa (estos odios tan apasionados suelen ser consecuencia a menudo de que alguien te haya denegado algo, aún con toda la razón), llegaron los cafés, los churros y las tostadas, y allí terminó nuestro debate y nos comportamos como personas civilizadas.
     Después de ocuparnos de las tareas previas a la salida, aún tuvimos que esperar un buen rato a Leo. Por supuesto, su tren a Málaga también había llegado con retraso y la carretera a Benalmádena tenía tráfico denso. Por fin zarpamos a las 13:30, hora ya del aperitivo, así que con el piloto automático dirigiéndonos a Nerja a una marcha de 5 nudos que nos daba el motor (sin viento suficiente para izar velas), nos tomamos unas cervecitas con mejillones. Leo y yo, además, nos tragamos una biodramina.
     JR nos prepara una suculenta ensaladilla rusa (bueno, ucraniana), abriendo con maestría sucesivas latas que rescata de los más oscuros y profundos lugares del barco. Seguimos la marcha y llegamos enfrente del Balcón de Europa de Nerja hacia las siete de la tarde. Un rato después fondeamos en la playa de Burriana, donde JR se tira al agua y nada hasta la orilla. Leo y yo no somos partidarios de nadar trescientos metros, más otros tantos para volver, así que preferimos quedarnos a bordo para guardar el barco mientras tanto.
     


     Una vez que JR ha cumplido con la obligación de pisar la tierra de sus antepasados, reemprendemos la marcha hacia Marina del Este adonde llegamos a las 21:15.
     Es la primera vez que entro por mar en este puerto, aunque ahora me parece menos interesante que cuando he venido por tierra. Figuraos que por tierra hay que bajar un par de kilómetros por una carretera estrecha que va zigzagueando por la ladera de una montaña que se hunde en el mar. Una vez en el puerto, uno se encuentra rodeado de riscos y de una alta escollera; el mar no se ve por ninguna parte y uno se sorprende del tamaño de algunos veleros impresionantes amarrados a los pantalanes. En cambio, hoy, hemos llegado por lo llano sin tener que descender por ningún
vericueto.
     Mi placidez al estar en el muelle de este puerto se ve perturbada por las exclamaciones que suelta JR al volver de la oficina de la capitanía. Masculla algo acerca de una cueva de piratas. La causa: los derechos de amarre son esta vez de 27 euros, diez más que en Benalmádena.
     En vista de cómo canta la perrita en este puerto decidimos, preventivamente, cenar a bordo, no sea que... 
¡Buenas noches a todos!

Barcos en el Puerto Deportivo y Condominio Marina del Este

16 agosto 2013

EL VIAJE MORROCOTUDO (II)



Fecha Diario de Bitácora: 6 de Junio de 2003
Singladura: Algeciras - Benalmádena, 50 millas náuticas

Close-up of a mooring rope with a knotted end tied around a cleat on a wooden pier/ Nautical mooring rope - stock photo


Desayuno (tostadas con aceite) y abluciones profusas en el club. Ya en el barco yo me tomo una biodramina, cargamos gasoil y llenamos el depósito de agua dulce (llevamos a bordo bidones de agua de mesa pero hay que atender al uso del fregadero y la ducha. Ah, y disponer de agua potable por si las moscas.
Finalmente zarpamos a las 11 de la mañana. El motor, a un tercio de carga, nos mueve con facilidad a 5 nudos y nos dirigimos hacia el peñón de Gibraltar bordeándolo a un par de millas de distancia. Yo estoy en la rueda del timón y miro con curiosidad las antiguas fortificaciones de la roca. En la cima se divisa un enorme cañón de costa.

                               

JR ha desaparecido en el camarote del barco. De repente sale a la cubierta trayendo un megáfono de bocina, como aquel que usaba el capitán Haddock para insultar a sus enemigos: ¡cafres, ornitorrincos, bachibuzuks, marineros de agua dulce! Pero en este caso oigo asombrado que vocifera: ¡Hijos de puta, Gibraltar español!
Por unos instantes he tenido la sensación de que el cañón de costa se estaba moviendo dirigiéndose al barco. No sé, serán figuraciones mías.
Una vez dentro del Mar de Alborán seguimos rumbo a Benalmádena, pacientemente mantenido por el piloto automático. Hay algo de neblina y los de la torre de control de Algeciras nos habían aconsejado estar atentos al tráfico de cargueros que se aproximan al estrecho. Nos cruzamos con varios, pero a medida que nos vamos alejando de Gibraltar hacia el nordeste la carretera se va despejando. Yo leo y JR está preparando la comida: ensalada de tomate y atún y un plato de raviolis. Después hace café y se remata la comida con un chupito de orujo. Aunque me encuentro bien, me tomo otra biodramina y me echo una siestecilla en el camarote de proa, que es el mío.

                                                  

A las 4 salta un vientecillo que nos permite izar las velas, pero seguimos con el motor en marcha. No estamos haciendo un crucero sino transportando el barco a su destino, así que debemos mantener una velocidad suficiente sin pararse a pensar que sería más apacible navegar sin motor. Ya tendremos la oportunidad de navegar a vela cuando el barco se encuentre en Castellón.
A las 5 tenemos Marbella a nuestro través, aunque no podemos ver la costa porque estamos a unas 10 millas y hay algo de neblina. ¡Pero lo que sí vemos es una manada de  delfines! Cruzan por delante de nosotros y, a ratos, nos acompañan por la proa. Son impresionantes, de color gris metálico, parecen torpedos que se mueven arriba y abajo de la superficie. Salto a proa para saludarlos y al rato se van rumbo a tierra.
La costa se va acercando. El GPS indica que estamos a 5 millas del puerto deportivo de Benalmádena. Poco a poco se van identificando las balizas roja y verde que señalan la bocana y a las 9:30 de la tarde entramos en el puerto. Nos amarramos y conectamos el cable de 220 voltios al enchufe del pantalán. Esto nos permite cargar las baterías y poner en marcha la nevera. Mañana tendremos bebida fresca e incluso hielitos, todo un lujo. Ahora vienen las formalidades: documentación del barco, procedencia, destino, número de personas a bordo. Ah, también hay que pagar el atraque: 17 euros.


Aseados y guapos, damos un paseo por el puerto antes de ir a cenar. En el pantalán contiguo al club náutico hay amarrado un barco de recreo gigantesco, quizá 40 metros de eslora, varios puentes, de color gris metalizado. Vamos, como el crucero de "Vacaciones en el Mar", pero en pequeño. Seguro que se propulsa con una turbina de gas y que tiene un "pequeño" motor diesel de 500 caballos para las maniobras en puerto. En el muelle hay aparcado un Land Rover de la Guardia Civil.
- Están ustedes vigilando el barco, ¿no?,- les pregunto.
- ¿Por qué lo dice?
- Porque yo sospecharía de la honradez del propietario de un barco así y trataría de que no se me escapase de noche.
Ellos se ríen y me dicen que el propietario no es un delincuente internacional. Es el dueño de Galavisión.
Al alejarme yo sigo convencido de que ahí hay algo raro y de que los millonarios normales no hacen, al menos eso creo, semejantes exhibiciones de dinero.
                        Puerto Marina Benalmadena
     Cerquita, al fondo de una dársena, se halla "La Taberna del Puerto". Cenamos estupendamente, al lado del agua, a base de fritura malagueña y de rosada en adobo. La jornada se cierra con el chupito de orujo a bordo y nos vamos a dormir. 
Y sueño, sueño hoy, 16 de agosto de 2013, con que el puerto nuevo de Laredo se ha poblado de barcos y de tiendas glamurosas y de restaurantes al borde del agua y de chiringuitos y de gente amante de la mar. Igualito que el puerto Marina de Benalmádena. Amén. 

08 agosto 2013

EL VIAJE MORROCOTUDO


¿Que de qué va esto? Pues se trata de que el hijo de mi amigo Alberto, que hasta ahora vivía en Gran Canaria, tiene un nuevo destino en Castellón de la Plana y, ni corto ni perezoso, decidió trasladar su barco desde Canarias hasta Castellón. El barco, un Westwind 35 de casi 11 metros de eslora, es soberbio: tiene un motor Volvo de 36 caballos que no se cansa, un juego muy completo de velas, sistema GPS de navegación y un asombroso piloto automático que te lleva a donde tu quieres mientras estás, por ejemplo, calentándote una lata de albóndigas con guisantes (también es muy bueno durante la siesta).


Además Alberto JR tiene los estudios de Náutica, ha hecho prácticas en barcos mercantes y ahora es controlador de los servicios de salvamento marítimo. Es, en suma, un hombre de mar, así que cuando el barco llegó a la península (Algeciras) traído por él y dos colegas suyos, me encontré muy animado a proseguir el viaje a partir de allí. Sólo tenía el recelo de no poder aguantar quizá muchas millas. Fijaos, hace ya 17 años que vendí mi barco y no he hecho ninguna navegación seria desde entonces. Además ya no se trataba de ir de Laredo hasta Santander (cinco o seis horas de travesía) sino de hacer etapas mucho más largas y quizá de noche.
Por otra parte la tentación era grande: Por las aguas del sur navegó Ulises y llegó hasta las Columnas de Hércules. Yo iniciaría el camino precisamente donde Ulises dio la vuelta.

Fecha Diario de Bitácora: 5 de Junio de 2003
Singladura: Madrid-Algeciras

La RENFE es una organización curiosa: A veces parece un ministerio, con sus rigideces, sus reglamentos... Igual que los ministerios (me recuerda al de Defensa), teme la mala publicidad en los medios de comunicación, así que a raíz del accidente de Chinchilla parece que los trenes van con más cuidado y más despacito. Por otra parte tiene detalles conmovedores, tales como el de devolverte dinero si el tren se retrasa. Total, que llegamos a Algeciras con hora y media de retraso y RENFE nos devolvió la totalidad del precio del billete.


Claro, que con estas cosas llegamos a las cuatro de la tarde a la cantina del Club Náutico El Saladillo con la cocina ya cerrada. No importó, nos prepararon unas raciones de atún encebollado y de lomo de cerdo adobadito con sus papas, que estaban deliciosas. Dios les bendiga. 
Esto me hace pensar en lo que nos habría ocurrido en algunas otras partes de España, en Cantabria, por ejemplo, donde nos habrían despachado con malas caras diciendo que no eran horas. En fin, parece que somos así.
Nuestro vecino de amarre pidió ayuda para atracar su barco. Alberto JR tuvo que emplearse a fondo para compensar la falta de habilidad del patrón: El tío se había comprado hacía un mes un barco tan grande como el nuestro y se lo había traído desde Valencia, pero aún estaba muy verde.
Cuando estaba recogiendo y ordenando las amarras se encontró con que una de ellas tenía un cabo fino atado a ella. Mascullando maldiciones contra el propietario anterior por su desorden, apareció en el extremo del cabo  sumergido en el agua una pequeña bolsa de red llena de cangrejos ermitaños ¡vivos! Y cangrejos eran ellos -los que yo he visto en el Cantábrico no pasan de medio dedo gordo-, que estaban metidos en caracolas del tamaño de un puño de leñador. Los pobres animales, que se defendían desde su concha tirando mandobles con sus pinzas, llevaban al menos un mes sujetos al barco sin que el nuevo dueño se hubiera percatado. Lo curioso es que, además de los cangrejos, el barco llevaba de pasajeros a la sufrida esposa y a un niño de año y medio. Ah, y a la cuñada. Parece ser que utilizaban la embarcación como domicilio y la cuñada estaba de visita.
Después de comprar víveres para la despensa del barco nos fuimos a la torre de control del puerto de Algeciras, donde JR tenía amigos. La vista desde la planta 14 es formidable: ante nuestros ojos la totalidad de la bahía y enfrente Gibraltar. El radar muestra en las pantallas los barcos que salen y entran. Continuas llamadas por radio, una de ellas del barco Helios comunicando que va a entrar en Gibraltar. Los controladores se afanan en los teclados de los ordenadores y en el micrófono de la radio. En una de las pantallas aparece un recuadro amarillo: Alerta, barco Helios en proceso de embargo. Notificar presencia a capitán del puerto.
Yo estoy encantado, vamos a atrapar a un delincuente. El controlador me vuelve a la realidad: No pueden hacer nada porque el Helios entra en Gibraltar y no en Algeciras. Lástima, pero ya le cazaremos, me dice.

Cenamos unas cazuelitas en la parte alta de la ciudad y regresamos al barco. Mañana habrá que trabajar.

Groupon de Qué bueno Marbella

02 agosto 2013

Romance del Conde Sisebuto (de Joaquín Abatí)



Otro clásico: ¿Quién no ha oído alguna vez eso de "sube que sube que sube, trepa que trepa que trepa"...?
Dedicado a todos los amantes del Cantar de Juglaría.


                                                                          Colorear Castillo rodeado por un foso lleno de agua con el puente levadizo abierto                                                                       
A cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo,
existe un castillo viejo
que edificó Chindasvinto.

Perteneció a un gran señor
algo feudal y algo bruto;
se llamaba Sisebuto,
y su esposa, Leonor,

y Cunegunda, su hermana,
y su madre, Berenguela,
y una prima de su abuela
atendía por Mariana.

Y su cuñado, Vitelio,
y Cleopatra, su tía,
y su nieta, Rosalía,
y el hijo mayor, Rogelio.


Era una noche de invierno,
noche oscura y tenebrosa,
noche sombría, espantosa,
noche atroz, noche de infierno,

noche fría, noche helada,
noche triste, noche oscura,
noche llena de amargura,
noche infausta, noche airada.

En un gótico salón
dormitaba Sisebuto,
y un lebrel seco y enjuto
roncaba en el portalón.

Con quejido lastimero
el viento fuera silbaba,
e imponente se escuchaba
el ruido del aguacero.

Colorear Caballero con armadura y casco montando a caballo

Cabalgando en un corcel
de color verde botella,
raudo como una centella
llega al castillo un doncel.

Empapada trae la ropa
por efecto de las aguas,
¡como no lleva paraguas
viene el pobre hecho una sopa!

Salta el foso, llega al muro,
la poterna está cerrada.
-¡Me ha dado mico mi amada!
-exclama-. ¡Vaya un apuro!

De pronto, algo que resbala
siente sobre su cabeza,
extiende el brazo y tropieza
¡con la cuerda de una escala!

-¡Ah!... -dice con fiero acento.
-¡Ah!.. -vuelve a decir gozoso.
-¡Ah!.. -repite venturoso.
-¡Ah!.. -otra vez, y hasta ciento.


Trepa que trepa que trepa,
sube que sube que sube,
en brazos cae de un querube,
la hija del conde, la Pepa.

En lujoso camarín
introduce a su adorado,
y al notar que está mojado
le seca bien con serrín.

-Lisardo ... mi bien, mi anhelo,
único ser que yo adoro,
el de los cabellos de oro,
el de la nariz de cielo,

¿qué sientes, di, dueño mío?,
¿no sientes nada a mi lado?,
¿que sientes, Lisardo amado?
Y él responde: -Siento frío.

 -¿Frío has dicho?  Eso me espanta.
 ¿Frío has dicho?  eso me inquieta.
 No llevarás camiseta
¿verdad?... pues toma esa manta.

-Ahora hablemos del cariño
que nuestras almas disloca.
Yo te amo como una loca.
-Yo te adoro como un niño.

-Mi pasión raya en locura,
si no me quieres, me mato.
-La mía es un arrebato,
si me olvidas, me hago cura.

 -¿Cura tú? ¡Por Dios bendito!
No repitas esa frase
¡en jamás de los jamases!
¡Pues estaría bonito!

Hija soy de Sisebuto
desde mi más tierna infancia,
y aunque es mucha su arrogancia
y aunque es un padre muy bruto

y aunque temo sus furores
 y aunque sé a lo que me expongo,
huyamos... vamos al Congo
a ocultar nuestros amores.

-Bien dicho, bien has hablado,
huyamos aunque se enojen
y si algún día nos cojen,
¡que nos quiten lo bailado!

En esto, un ronco ladrido
retumba potente y fiero.
-¿Oyes? -dice el caballero-,
es el perro que me ha olido.

Por una puerta excusada
y cual terrible huracán,
entra un hombre..., luego un can...,
luego nadie..., luego nada...

-¡Hija infame! -ruge el conde.
¿Qué haces con este señor?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?. ¿dónde?

Y tú, cobarde villano,
antipático, repara
cómo señalo tu cara
con los dedos de mi mano.

Después, sacando un puñal,
de un solo golpe certero
le enterró el cortante acero
junto a la espina dorsal.


El joven, naturalmente,
se murió como un conejo.
Ella frunció el entrecejo
y enloqueció de repente.

También quedó el conde loco
de resultas del espanto,
y el perro... no llegó a tanto,
pero le faltó muy poco.

Desde aquel día de horror
nada se volvió a saber
del conde, de su mujer,
la llamada Leonor,

de Cunegunda su hermana,
de su madre Berenguela,
de la prima de su abuela
que atendía por Mariana,

de su cuñado Vitelio,
de Cleopatra su tía,
de su nieta Rosalía
ni de su chico Rogelio.

Y aquí acaba la leyenda
verídica, interesante,
romántica, fulminante,
estremecedora, horrenda,

que de aquel castillo viejo
entenebrece el recinto,
a cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo



Dibujos en color tomados de http://sextoc0910.blogspot.com.es