12 septiembre 2014

De Roncesvalles a Santiago (VI)

5. Carrión de los Condes - León

Al día siguiente otra vez la lluvia, así que nuestro plan de repetir el recorrido del día anterior pero a la luz del día no parecía una buena idea.

         Sin embargo, antes de abandonar Carrión quisimos dar una última vuelta, aunque fuera  en coche. A la salida de la ciudad, dijimos mentalmente adiós al monasterio de San Zoilo y nos adentramos de nuevo en la N-120, coche y limpiaparabrisas a velocidad intermedia.
      Después de cuarenta kilómetros, todavía por tierras palentinas, pasando por pueblos ligados al Camino como Calzadilla, Ledigos y Terradillo de los Templarios, llegamos a Sahagún,


en otro tiempo feudo de la poderosa Abadía de Cluny. Y hoy... Bueno, de Sahagún se me ocurre decir lo de Gila, cuando hablaba de su viaje a Grecia: Como estar, está. Pero, ¡hay que ver cómo está...! 
      De hecho, en las guías de Sahagún se mencionan muchos más monumentos desaparecidos que los que se conservan de pie. Hasta el monasterio de San Facundo, que dio nombre a la ciudad, ha sido borrado del paisaje.


      Pero, vaya, algo queda aún y, de hecho, una antigua iglesia (la de La Trinidad) contigua a donde aparcamos el coche, y por tanto la primera en ser visitada, resultó ser una alberguería de peregrinos y sala de exposiciones. Nos gustó su rehabilitación.


      Y aún se conservan algunos curiosos monumentos como San Tirso y San Lorenzo, de los siglos XII y XIII respectivamente, mostrando un curioso estilo románico ladrillesco, obra quizá de mozárabes y de alarifes musulmanes llegados con éstos.

      Ah, y muchas y venerables ruinas que, junto con el mal tiempo que no nos abandonaba, acabaron por desmoralizarnos, así que nos reconfortamos en un bar sin carácter y salimos de la ciudad un tanto decepcionados.


      A partir de Sahagún comienza la autovía, pero como queríamos ceñirnos lo más posible al Camino, a cuatro kilómetros, en Calzada del Coto, nos salimos en busca de Bercianos del Real Camino, Burgo Ranero y Mansilla de las Mulas, aunque la cosa no fue fácil porque aquellas carreteras secundarias estaban llenas de baches, con falta de indicadores de dirección y ausencia de cristianos en las proximidades a quienes poder preguntar. Tardamos más de una hora en hacer poco más de cuarenta kilómetros, pero llegamos a Mansilla a tiempo para comer,

aunque antes paseamos un poco por la parte vieja, ya que habíamos dejado el coche al lado de la puerta de acceso a la ciudad, en la muralla. Al final del recorrido pudimos admirar el magnífico puente sobre el Esla y, retrocediendo cien metros, llegamos al

BAR RESTAURANTE CASA MARCELO
MANSILLA DE LAS MULAS
LEÓN - ESPAÑA


Restaurante de pueblo donde los haya, nos sirvieron una curiosa cecina de cabrito, que en lugar de ser un aperitivo como pensábamos, resultó ser un plato de resistencia, con su chorizo, también de cabrito, y sus grelos. Todo ello humeante, recién sacado de la olla.

      No lo pudimos terminar y, desde luego, fue un descubrimiento, sobre todo para mí. La cuenta fue notable: una cecina, una menestra y un menú, café y chupito, 3025 pesetas. Como decían las reseñas gastronómicas de mi amigo Linares en El Diario Montañés, la relación calidad/precio, excelente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario