22 noviembre 2013

RASINES: CIEN AÑOS DE MINERÍA (IV)

La minería romana (cont.)

Plinio nos habla, también, de las características de los depósitos de agua que servían para derribar el monte: “Junto a las cabeceras de los declives (se refiere a los frentes de explotación), en las crestas de los montes, se excavan unos depósitos de doscientos pies por ambos lados y unos diez de profundidad (unos 60 x 60 x 3 m.). En ellos se dejan cinco canales de desagüe de unos tres por tres pies de sección (unos 0, 90 m2) de forma que, una vez abiertas las bocas de salida, con el depósito lleno, se precipite hacia afuera  un torrente de tanta fuerza que haga rodar las rocas...” 



Este método de la ruina de los montes fue el empleado en la zona más emblemática que tenemos en España en cuanto a explotaciones  de oro romanas: las célebres Médulas, al noroeste de la provincia de León, en la comarca del Bierzo.

Las Médulas, hoy Patrimonio de la Humanidad, fue una gigantesca mina de oro, parece que la más rica del imperio,  que fue explotada por los romanos durante más de doscientos años,  en la que dejaron un paisaje dantesco como resultado de su intervención: altas agujas de tierra roja que suben verticales, junto a profundas cuevas y precipicios. Aunque los expertos historiadores no se ponen de acuerdo en las cifras, parece que en Las Médulas se pudieron llegar a remover del orden de 300 millones de m3 de tierra, lo cual, con una estimación de entre 0,6 y 3 gramos de oro por m3 removido en las zonas más ricas, nos daría una cifra próxima a un millón de kilos de oro extraídos. 



La explotación de Las Médulas se habría llevado a cabo desde principios del s. I hasta el primer tercio del s.III d.C., dos siglos en los que el Imperio Romano adoptó el patrón oro  para sus monedas. En las minas habrían trabajado entre 5.000 y 8.000 hombres, repartidos entre esclavos, personal romano de administración e intendencia, y el ejército.

El ejército romano tuvo un papel destacado en las explotaciones mineras, no sólo en el control y disciplina de los trabajadores sino en la realización de las obras de ingeniería necesarias para la construcción de túneles, canales, acueductos, etc. En la zona de Las Médulas había un destacamento de la Legio VII Gemina, estacionada en León desde el último tercio del siglo I d.C. No es un ejército de ocupación, pues la región ya está pacificada a esas alturas, sino un ejército permanente que, además de tareas administrativas y de vigilancia, realiza un importante papel  técnico en la minería.

                                                           Collar de esclavo

En cuanto a los trabajadores de Las Médulas, en general debieron ser esclavos o sin trabajo remunerado, pues en las excavaciones de los poblados no se han encontrado monedas, ni otras formas de intercambio, como ánforas de vino, etc., pero sí debieron tener una cierta libertad, pues se han hallado armas y ganadería. Por hallazgos  arqueológicos, sabemos que su dieta básica era cereal, mijo y habas.

En otras zonas mineras romanas sí se retribuía el trabajo, seguramente si se trataba de personas libres. Nos ha llegado un curioso contrato de trabajo de una explotación aurífera romana, que data de la segunda mitad del s. II d.C., que dice así:  

Foto: Sala de la mina romana de "La Condenada" en Osa de la Vega (Cuenca)

“En el consulado de Macrino y Celso (164 d.C.), trece días antes de las calendas (primer día del mes) de junio. Lo escribí yo, Flavio Secundino, a petición de Memio, hijo de Asclepio, porque éste no sabe escribir. Dice haber alquilado sus jornadas de trabajo (operae) a Aurelio Adjutor para una explotación aurífera, desde el día de la fecha hasta los próximos idus (día trece) de noviembre, en 70 denarios y la comida. Deberá recibir el salario fraccionado en varios plazos. Deberá realizar jornadas de trabajo completas, sin deducciones por enfermedad, a favor del contratista antes mencionado. Si contra la voluntad del contratista interrumpe su trabajo o abandona la explotación, se le descontarán del salario cinco sestercios por cada día”. 

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